El enigma del viento, un nuevo caso para el Centro Mañocacher de inteligencia

Desenlace final del caso

En una madrugada fría y silenciosa, las ruedas de la justicia comenzaron a girar en La Muela. Alfonso Dueñas, conocido en el pueblo tanto por su carisma como por su temperamento volátil, había sido visto por última vez discutiendo acaloradamente con Lucio Solaris cerca del Nevero. La disputa, aparentemente sobre deudas impagadas y promesas rotas, fue el preludio de un acto macabro.

Lucio, acosado por las exigencias financieras de su ambicioso proyecto solar y presionado por Dueñas, quien había invertido mucho en sus promesas, había llegado a su límite. Alfonso, consumido por los celos y la ira al ver que Lucio no solo manipulaba financieramente sino también sentimentalmente a Julia Vitali, quien en secreto le confesó a Alfonso sus sospechas y su desdén hacia Lucio, tomó una decisión fatal.

El día del asesinato, Alfonso, esperando en las sombras, siguió a Lucio desde el polideportivo hasta la antigua fonda, donde sabía que Lucio se encontraría con Julia. En un arranque de celos, y temiendo perder tanto su inversión como a la mujer que secretamente amaba, Alfonso confrontó a Lucio en la habitación que Julia frecuentaba. La discusión se intensificó rápidamente, y en un momento de ira ciega, Alfonso golpeó a Lucio con un pesado candelabro que encontró en la habitación.

Dándose cuenta de la magnitud de lo que había hecho, y con la ayuda de Julia, asustada y confundida, trasladaron el cuerpo sin vida de Lucio bajo el molino de viento. Julia, temerosa y culpable, accedió a ayudarle a encubrir el crimen, movida por el miedo.

La historia de Lucio Solaris sirve como un oscuro recordatorio de cómo la ambición desmedida y los celos pueden llevar a las personas a cometer actos terribles.